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Baba: Sustancia que todo líder carismático hace segregar a su rebaño de asesores, unas extrañas criaturas que se consideran fundamentales y providenciales para el devenir histórico por el mero hecho de tutear a sus jefes y de escribir para ellos discursos pueriles o divagaciones plagiadas de otras divagaciones no menos plagiadas.
Babucha: No es una baba con las funciones de una hucha, sino un zapato ligero y sin tacón que usan principalmente los moros. En algunas zonas del globo se utiliza para agredir a las integrantes del sexo femenino. Un mandatario aplicado y responsable puede usar en la intimidad este tipo de calzado, pero jamás se le ocurrirá mostrarlo en público. Las sociedades hipotéticamente menos primitivas ya no se amedrentan ante la contemplación de estos sutiles pijamas para los pies.
Bache: No es más que una temporada en la cárcel. Este periodo será más breve para quien haya tenido la prudencia y el sentido común de robar más que el resto y de haber enfangando en sus modélicas rapiñas a más gorrones institucionales.
Balompié: Milagro de la naturaleza. O aberración. Según se mire. Este deporte propicia el hermanamiento mental entre seres inferiores y superiores, puesto que puede engatusar a personas de todo pelaje y condición. No obstante, cualquier dirigente serio, por muy aficionado que sea a este museo de balonazos, siempre tendrá claro que el balompié es un canto de sirenas (o de tritones) que solo debe ablandar el corazón del populacho. Es obligación de un líder civilizado evitar que descienda el entusiasmo que inspira este espectáculo entre los ganapanes de un país. El mantenimiento de la cohesión social va ligado estrechamente a la perdurabilidad de la idolatría que generan a su alrededor los millonarios operarios de esta religión.
Barba: Pelo que se cría en la región baja de la cara y en las mejillas. Para los dueños del poder ya no es símbolo de sabiduría, sino de indolencia y de vagancia. Si algunos mandatarios y autoridades aún adornan su faz con esta sospechosa vegetación de filamentos, obedece a la excentricidad de querer mostrar el contraste entre un cabello teñido ostentosamente y una barba nívea y canosa.
Barco: Bar y burdel que flota sobre las aguas dulces o saladas y sobre el cual, además de beber gin tonics mientras se contempla la caída de la tarde, los ingenieros y planificadores de un territorio o de un área económica pueden diseñar políticas que fomenten la excitante y estimulante desigualdad entre clases y pueblos. (Esta entrada será debidamente ampliada cuando se aborde el rico concepto de yate.)
Bazofia: Un día sin emociones, es decir, un día en que el poderoso no logra hacer acopio de la suficiente ambición y vanidad para seguir poniendo el mundo patas arriba. El hastío de semejante jornada suele atenuarse con insultos y desprecios a los allegados.
Belleza: Un coche oficial rodeado de guardaespaldas agresivos o una multitud estúpida que jalea en un mitin a su simpático ídolo. Belleza también puede definirse cómo ese conjunto de instantes en que el mandatario, rodeado de su bovina prole durante una jornada festiva, se deleita imaginando cómo un rival suyo ingresa en prisión por corrupción o por estulticia.
Beso: El hermano cobarde y pacifista del mordisco. Carece de interés y de sugestión tan pronto como se abandona la juventud.
Biblia: Libro disparatado y contradictorio que, como cualquier libro sagrado, puede interpretarse de muchas maneras. De ahí su éxito y de ahí el porqué de su utilidad para los capos del planeta: ofrece sólidos y míticos argumentos para amargar la existencia a disidentes y a gandules.
Bostezo: Reacción física que provoca en el mandatario una explosión estándar de indignación ciudadana. Resulta de nula confianza un dirigente que no bosteza lo suficiente ante un estallido de rabia callejera.
Burka: En su acepción más popular consiste en una mazmorra portátil que los musulmanes más toscos y pervertidos obligan a llevar a sus mujeres. Existe, sin embargo, una acepción más intelectual y retorcida, a saber: bolsa de necedad y temor en que queda alojada la mente del currante en el marco de un sistema de producción justamente injusto y que trabaja a pleno rendimiento. Este burka de índole más mental y psicológica es garantía de progreso para el mandarín de turno y, cómo no, garantía de ejemplar embrutecimiento para la mayoría.
(Para leer las voces de la letra A de este diccionario, acudan al siguiente enlace: https://salivazos.wordpress.com/2014/09/08/diccionario-secreto-del-poder/